El sol ya había bajado y la luna salia en todo su esplendor, las estrellas resaltaban como nunca, una noche perfecta.
Caminaba desorientado por la villa, ya que no conocía nada de esta, ni si el raikage era chica o chico, en fin pura suerte.
Me quede mirando a una de las casas mas grandes de todo el vecindario, por no decir la mas grande, sonreí y pensé " Hay vivirá la raikage, le vamos a hacer una visita" dije mientras saltaba el muro que había para proteger la vivienda y fui directo a la puerta, toque un par de veces y espere.